Desde que aprendí geografía, siempre quise conocer este sitio. Llego el momento y este fue. Salí de Ipiales después del almuerzo. Siendo como las 2 y cinco de la tarde, iba en el taxi colectivo, que iba directo al santuario.
El conductor, muy atento a mis preguntas e inquietudes, me fue dando respuesta a cada una, hasta que llegamos al sitio. Siendo un lugar sagrado, parece un gran negocio para muchos. Fotógrafos, con sus llamas, puestos de venta de recuerdos del sitio, comidas y sinnúmero de cachivaches.
El conductor, muy atento a mis preguntas e inquietudes, me fue dando respuesta a cada una, hasta que llegamos al sitio. Siendo un lugar sagrado, parece un gran negocio para muchos. Fotógrafos, con sus llamas, puestos de venta de recuerdos del sitio, comidas y sinnúmero de cachivaches.
Por el camino vi el santuario en el fondo de la depresión geográfica. Era extraño. Mi referente es el santuario de Monserrate que esta en la parte mas alta de la montaña. Entonces ver este por debajo de donde voy llegando, era extraño. Pero al revisar la altura a la cual esta Ipiales, 2900 metros sobre el nivel del mar. Mientras tanto A 7 km. de Ipiales se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Las Lajas con una altura de 2.612 metros sobre el nivel del mar, es decir que se baja mas de 300 metros hasta llegar el santuario.
Al llegar uno recuerda el pasaje de los evangelios, que habla de Jesús expulsando a los mercaderes del templo. Esto se repite en un área de acceso, llena de casas y construcciones comerciales.
El llegar, un fotógrafo me ve con mi Cannon y se desanima para ofrecerme tomar una foto. Yo lo saludo y le digo – buen día colega, y queda tranquilo. Le pregunto cuanto tiempo lleva en ese oficio allí y me cuenta su proceso de vida en la cercanía del santuario. Finalmente me recomienda una ruta: baje por el camino y suba por el carreteable. Le hago caso y registro las construcciones. Hay algunas antiguas y otras recientemente remodeladas. Bajo y veo como me acerco a la iglesia poco a poco, descendiendo por el camino. Es de una arquitectura muy realizada. Tiene detalles especiales, pero no me detengo a verlos. Sigo bajando y me encuentro con otro colega fotógrafo, que da nuevas indicaciones, como los sitios donde puedo conseguir los mejores registros. – suba por esa loma, - al lado del chorro de agua, entre otras. Quedamos de charlar nuevamente y sigo.
Como en todos los santuarios, los registros, placas, pequeños grafitos no me sorprenden. Si a cambio, algunos nombres y tomo fotos. Guillermo León Valencia, cuando fue senador, Gustavo Rojas Pinilla, entre otros. Sigo bajando y llego a los corredores que me permiten entrar a la nave de la iglesia, pasando al lado de una escalera descendente que invita a entrar al museo. Sigo de largo y accedo al fin al interior de la iglesia. Tomo algunas fotos, le quito el flash a la cámara y observo quienes están. Veo dos padres confesando a feligreses y me espero a que uno termine. Me acerco por el frente, mostrándole que no voy de feligrés y le solicito que me deje conversar con el. Le doy mis apreciaciones sobre el sitio, y le cuento que voy para Ushuaia, a lo que me pregunta – donde queda eso? Al responderle que el sitio se ubica en un lugar que lo llaman el “fin del mundo”. Esto le molesta y dice que – eso no es cierto. Yo le explico que es un lugar en la Patagonia Argentina, y queda tranquilo pero a la vez incomodo por su desconocimiento de geografía. Le comente sobre los personajes que han visitado el santuario. El padre Jorge, me dice en tono tal vez melancólico y reclamando, dijo que – Uribe vino a ampliar el aeropuerto de Ipiales y no se acerco a nuestro santuario. Me despido, me da unas palabras de bendición que le agradezco y sigo hacia el museo. Encuentro una mezcla de historia del santuario, con vestigios de tumbas, recipientes y utensilios indígenas. Salgo después de tomar varias fotos y me dispongo a caminar por el camino suave. Las rodillas me reclaman, pues en estas ultimas semanas he transitado por Sesquilé y Guaduas Cundinamarca, Yondó Antioquia, Barrancabermeja, Bucaramanga, Piedecuesta de Santander, Valledupar, Pueblobello y Nabusímake, en El Cesar, Santa Martha en el Magdalena y la romería a Ubaque nuevamente en Cundinamarca. Ore y le pedí a la virgen de Las Lajas, que me hiciera el milagro y me curara pues no será fácil caminar con mi maleta pesada, hasta llegar a la Argentina así. Subo el primer tramo de las escaleras, me encuentro con el segundo fotógrafo, le doy las gracias por las recomendaciones que me ha dado y le comento mi sorpresa de saber que Uribe no ha pasado por este sitio importante de Colombia. No me doy cuenta de la persona que esta al lado de este colega y me despido. Sigo caminando, voy apenas con mi mochila samaria, y las cámaras. No he alcanzado a recorrer 50 metros bien despacio, cuando un campero, para al lado y me ofrece que me sube hasta la carretera que une a Ipiales con Potosí. Le dije que había orado por un milagro. No me he curado aun, pero si tengo un paliativo, pues no tengo que hacer mas el esfuerzo del ascenso. Le doy las gracias cuando me apeo el final, le ofrezco una gaseosa. Por el trayecto, me comento que era el conductor de la parroquia y había escuchado lo dicho al fotógrafo. Lo veo regresar al santuario satisfecho de haberme colaborado. Doy gracias a Dios!
Al llegar uno recuerda el pasaje de los evangelios, que habla de Jesús expulsando a los mercaderes del templo. Esto se repite en un área de acceso, llena de casas y construcciones comerciales.
El llegar, un fotógrafo me ve con mi Cannon y se desanima para ofrecerme tomar una foto. Yo lo saludo y le digo – buen día colega, y queda tranquilo. Le pregunto cuanto tiempo lleva en ese oficio allí y me cuenta su proceso de vida en la cercanía del santuario. Finalmente me recomienda una ruta: baje por el camino y suba por el carreteable. Le hago caso y registro las construcciones. Hay algunas antiguas y otras recientemente remodeladas. Bajo y veo como me acerco a la iglesia poco a poco, descendiendo por el camino. Es de una arquitectura muy realizada. Tiene detalles especiales, pero no me detengo a verlos. Sigo bajando y me encuentro con otro colega fotógrafo, que da nuevas indicaciones, como los sitios donde puedo conseguir los mejores registros. – suba por esa loma, - al lado del chorro de agua, entre otras. Quedamos de charlar nuevamente y sigo.
Como en todos los santuarios, los registros, placas, pequeños grafitos no me sorprenden. Si a cambio, algunos nombres y tomo fotos. Guillermo León Valencia, cuando fue senador, Gustavo Rojas Pinilla, entre otros. Sigo bajando y llego a los corredores que me permiten entrar a la nave de la iglesia, pasando al lado de una escalera descendente que invita a entrar al museo. Sigo de largo y accedo al fin al interior de la iglesia. Tomo algunas fotos, le quito el flash a la cámara y observo quienes están. Veo dos padres confesando a feligreses y me espero a que uno termine. Me acerco por el frente, mostrándole que no voy de feligrés y le solicito que me deje conversar con el. Le doy mis apreciaciones sobre el sitio, y le cuento que voy para Ushuaia, a lo que me pregunta – donde queda eso? Al responderle que el sitio se ubica en un lugar que lo llaman el “fin del mundo”. Esto le molesta y dice que – eso no es cierto. Yo le explico que es un lugar en la Patagonia Argentina, y queda tranquilo pero a la vez incomodo por su desconocimiento de geografía. Le comente sobre los personajes que han visitado el santuario. El padre Jorge, me dice en tono tal vez melancólico y reclamando, dijo que – Uribe vino a ampliar el aeropuerto de Ipiales y no se acerco a nuestro santuario. Me despido, me da unas palabras de bendición que le agradezco y sigo hacia el museo. Encuentro una mezcla de historia del santuario, con vestigios de tumbas, recipientes y utensilios indígenas. Salgo después de tomar varias fotos y me dispongo a caminar por el camino suave. Las rodillas me reclaman, pues en estas ultimas semanas he transitado por Sesquilé y Guaduas Cundinamarca, Yondó Antioquia, Barrancabermeja, Bucaramanga, Piedecuesta de Santander, Valledupar, Pueblobello y Nabusímake, en El Cesar, Santa Martha en el Magdalena y la romería a Ubaque nuevamente en Cundinamarca. Ore y le pedí a la virgen de Las Lajas, que me hiciera el milagro y me curara pues no será fácil caminar con mi maleta pesada, hasta llegar a la Argentina así. Subo el primer tramo de las escaleras, me encuentro con el segundo fotógrafo, le doy las gracias por las recomendaciones que me ha dado y le comento mi sorpresa de saber que Uribe no ha pasado por este sitio importante de Colombia. No me doy cuenta de la persona que esta al lado de este colega y me despido. Sigo caminando, voy apenas con mi mochila samaria, y las cámaras. No he alcanzado a recorrer 50 metros bien despacio, cuando un campero, para al lado y me ofrece que me sube hasta la carretera que une a Ipiales con Potosí. Le dije que había orado por un milagro. No me he curado aun, pero si tengo un paliativo, pues no tengo que hacer mas el esfuerzo del ascenso. Le doy las gracias cuando me apeo el final, le ofrezco una gaseosa. Por el trayecto, me comento que era el conductor de la parroquia y había escuchado lo dicho al fotógrafo. Lo veo regresar al santuario satisfecho de haberme colaborado. Doy gracias a Dios!
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