Cuenca me recibió en horas de la noche y llegue extenuado del viaje. Busque un hotel cerca de la terminal, lugar donde apenas pase la noche para buscar en la mañana siguiente otro que tuviera un buen internet, para actualizar el blog.
Cuando sali del nuevo hotel, para recorrer la ciudad, me encontre con una perla urbanistica, sus andenes o veredas, sus vías, y la combinación de fachadas le dan un aire de ciudad característica, y muy bella.
Disfrute de sus sitios. Me subí a un bus urbano, a donde se introduce las monedas de dollar en una alcancía que registra si se han completado los veinticinco centavos, pero no hay un mecanismo diferente. Así llegué a Ricaurte, lugar muy cercano y tranquilo.
Al ir a
tomar el transporte para Loja, en la terminal converse con la encargada de una cafetería
y quede sorprendido lo que me pregunto si era paisa, pues ella sabia que eran
de Nariño. Me pareció un chiste pastuso.
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