Este recorrido, después de
haber llegado a dormir en el Hotel de Sal, seguimos en una carrera que nos
llevo por unas carreteras polvorientas hasta un sitio donde podíamos comprar
algo de tomar y comer, como refrigerio antes de llegar al sitio donde
almorzamos y a donde llegaríamos a descansar.
El viento, el frío y el paisaje son elementos que se viven en esta aventura.
Era nuestro segundo día y las expectativas del
recorrido fueron superadas por lo que vivimos.
La sorpresa de encontrar un
conejo andino "viscacha", que vive en este desierto helado, que reconoce los vehículos que transitan
por allí y que sabe que no lo van a agredir. Sabe que Miguel le da comida
cuando pasa por allí. Este animalito saltando por entre las piedras mostro algo
inusitado.
Llegar a este sitio donde se hace revisión por parte
de las autoridades ambientales, quienes cobran una tarifa por la permanencia en
este parque natural.
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